dr fabian

dr fabian

martes, 13 de noviembre de 2012

INSULTOS



Hace unos días en un sitio web de arte había un trabajo fotográfico con chicos simulando fumar. Me molestó y decidí manifestar mi disgusto en los  “comentarios”. Algunos usuarios estuvieron de acuerdo con mi opinión , otros no. Hasta que apareció uno que simplemente me trató de"retrasado mental". Me insultó gratis, e inmediatamente recibió unos cuantos “like” de apoyo. Una amiga que  presenció virtualmente este cruce me envió un mensaje sabio: mejor discutir en un ámbito en que uno pueda elegir al  interlocutor.
Me quedé pensando  en la cuestión del insulto .
Cuánto te habla un insulto de su  destinatario y cuánto de su  autor.
Uno a veces insulta por reflejo o como reacción frente a un enojo importante, casi sin pensar. Aún así se elige el texto del insulto. Porque es en este caso, el del insulto descontrolado cuando nunca sale algo nuevo y pensado sino algo que tenés adentro preparado para aparecer casi por reflejo.
 Si te encierra un taxista en la calle y le gritás, por ejemplo: “¡¿ sos pelotudo, sos?! Claramente estás enojado con él. Si le gritás “¡taxista de mierda!” le estás diciendo algo a él y a sus colegas que no conocés y que, al menos esta vez, no se mandaron ninguna macana manejando. Tu insulto habla de vos.
Hace poco robaron  el celular a una compañera de trabajo . Con el justo y obvio enojo llegó a su casa y lo contó por facebook. “Negros de mierda!!!” Escribió. Podríamos encontrar cientos de variantes para insultar a un chorro sin asociarle colores de piel.

Está también el que insulta sin estar enojado. Por molestar  o para sentirse superior. Si alguien se distrae y tarda en arrancar al cambiar el semáforo, liga insultos que seguramente no son proporcionales a ningún enojo ni al apuro de los que están detrás esperando. Da la impresión que se está esperando la oportunidad de que quien ocupe el lugar de boludo  sea otro,  hacérselo notar a los gritos y en lo posible con espectadores.
Otra cosa que llama la atención es que algunos  insultos  probablemente incluyen a quien los profiere. Un adolescente insulta a otro gritándole “pajero”. ¿Cuál es la probabilidad de que el que insulta no suela masturbarse? Será que algunos avances de la sociedad en cuanto a algunos temas son más bien superficiales, y cuando la gente saca de su profundidad el insulto, deja en claro que internalizar los  cambios requiere mucho más tiempo que  intelectualizarlos.
Quizás simplemente la puteada desnude nuestra hipocresía. Si un señor le dice a otro “te quiero coger” se trata claramente de una propuesta homosexual. Si quinientos energúmenos en una tribuna le gritan a otros quinientos de la tribuna contraria “ los vamos a coger” se trata de una clara demostración de hombría. Esto al margen de que podría apostarse que entre los quinientos insultantes es muy poco probable que no haya ningún homosexual.

Quise intelectualizar, pero me vuelvo atrás con el rabo entre las patas.Borges cuenta en un artículo llamado El arte de injuriar, del libro Historia de la eternidad, que De Quincy contesta ante un vaso de vino arrojado a su cara: "Esto, señor, es una digresión, espero su argumento".  Borges  queda medio lejos de nuestros insultos espontáneos. Imagino una respuesta parecida ante el hincha de Banfield que te tira el vasito con meo.

Hay personas que son excelentes puteadores, creativos, ingeniosos. El problema es que si te estás cruzando insultos  con alguien, el dejarlo sin palabras es asumir el riesgo de pasar a los hechos.

En fin, el insulto habla mucho de quien lo pronuncia. O será que quien queda desacomodado por un insulto, como me pasó a mí,  quiere convencerse de que quien lo está puteando es un pelotudo.

Cortazar

5 comentarios:

  1. me gusto!!!!!!!!!!!!!

    Mariana

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  2. La agresividad que hay en los comentarios de las distintas páginas es impresionante. Y hay algo en común en esos “discutidores” seriales: no discuten contenidos, ideas, pensamientos. Discuten porque sí. Con cualquiera. Contra cualquiera. Por eso creo que el insulto agresivo habla del que lo formula y no del destinatario: porque para los insultadores el otro no existe como “alguien”, sino sólo como frontón donde descargar su agresión, o como palangana que recibe su vómito (qué metáfora, eh?). Y me quedé pensando además, que el insulto en lo virtual tiene sus cuestiones. Primero, porque surgen como vos decís, gratuitamente. En general, frente a alguien que piensa distinto. Simplemente eso. No es que te encerraron con el auto, que te pisaron el dedo chiquito del pie, o te encajaron el paraguas en un ojo, y te desencadenó una respuesta casi refleja. No surge impulsivamente, ya que hay un tiempo, aunque sea mínimo, para procesarlo y escribirlo. Y además, no es lo mismo escribir “retrasado mental”, que decírselo a otro, poniendo la voz, el cuerpo y la mirada en ese acto. Me pregunto si ese o tantos otros podrían sostener en 3D el mismo texto insultante que escriben en la pantallita. Aún cuando lo hagan con su nombre y no desde el anonimato, hay cierto “resguardo” en la virtualidad. Así como el hincha de Bandfield solito en el laburo un martes a las 3 de la tarde no se pondría a llenar un vasito (qué ascooo) para tirárselo a otro, porque necesita del resguardo e incentivo del resto de los muchachos del tablón, muchos de los que insultan detrás del teclado, no serían capaces de soportar una mínima confrontación face to face (y me refiero al diálogo, no a los bifes, obvio)

    Igual el tipo ese era un recontrapelotudo.

    Vale

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  3. jajaja como me hiciste reir doc! intelectualizar la puteada no es fácil eh? más fácil, obvio, es responder el insulto con otra agresión. Vamos por más pensadores, y menos agresores.

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  4. mirá esto que leí ayer en TW, sobre las polémicas en las redes: http://www.elmalpensante.com/index.php?doc=display_contenido&id=2705

    Valeria

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