dr fabian

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domingo, 31 de marzo de 2013

CHINUA ACHEBE


(Esto de traducir "libremente" poesía en asociación con google sin conocer el idioma original es un pecado interesante. Acá el padre de la literatura africana moderna, recientemente fallecido. Poesía triste)




MARIPOSA


Velocidad es violencia
el peso es violencia.
El poder es siempre violento.

La mariposa busca su seguridad
en la ingravidez de un vuelo ondulante.

Pero entre la luz moteada de los árboles
sobre la temeraria carretera
nuestros caminos se cruzan.

Vengo con energía suficiente para dos.
Y la mariposa suave ofrece su  sacrificio amarillo brillante
a mi duro escudo de vidrio.

de una madre en un campo de refugiados 

La Virgen y el niño.
Pronto tendrá que olvidar la ternura.
El aire cargado de olor a diarrea,
de niños sin lavar y costillas arrasadas.
Pantalones secos contorneándose
detrás de estómagos donde sopla el viento .
Podría olvidar a otras madres pero no a ésta.
Que con una sonrisa fantasmal,
con lo que quedaba de su orgullo,
 lo había bañado y frotado  hasta los pies con sus palmas desnudas.
Sacó de su paquete un peine roto
y peinó el pelo rojizo
y entre zumbidos abrió con cuidado sus ojos.
En su vida anterior, había sido un acto cotidiano
antes del desayuno y de la escuela.
ahora fue como poner flores
en una tumba pequeña.












biografía
semblanza


domingo, 17 de marzo de 2013

Sensaciones

Steve McCurry

DIAGNÓSTICO



Este laburo puede meterte en historias que generan sensaciones contradictorias difíciles de explicar y de entender.
Llegar a un diagnóstico complicado trae a veces  una carga que puede ser  angustiosa, sobre todo si el pronóstico del paciente no es alentador.  A su vez, uno se siente orgulloso de haber llegado a ese diagnóstico y esto te da  una cuota de satisfacción. Son sensaciones opuestas.
Objetivamente el diagnóstico es el primer paso para acercarse a la solución de un problema, lo que no quita que si un paciente llega a la consulta con un dolor de cabeza y se va a ir con un tumor de cerebro, el momento de comunicar las malas noticias es duro y duele.
¿Qué es lo que  pasa por la cabeza del médico si el asunto termina siendo al revés y hay un error con final feliz?
Un adolescente, llamémoslo José,  se internó por dolor en el muslo que no lo dejaba caminar. Había perdido peso, comía poco, y en la radiografía aparecía una imagen llamativa en el fémur.
Al conocerlo y ver su historia clínica, me dio la impresión de que podía tratarse de un tumor en el hueso.
Para llegar rápido al diagnóstico, consulté esa tarde con la traumatóloga infantil que  programó la cirugía para poder  biopsiar el hueso  ese mismo día.  Me contó al salir de quirófano que no le había gustado el aspecto del tejido que vio.
Apuré  el  envío de la muestra y hablé con el patólogo que la iba a estudiar para interesarlo en el caso y que le diera prioridad. Trabajaba en una clínica que no era de gran complejidad y si se confirmaba que José  iba a necesitar tratamiento oncológico tendría que derivarlo.
A la mañana siguiente  llamaron por teléfono para avisarme que estaba el resultado y que José tenía un tumor maligno en el hueso.  Me enviaron al rato  el informe escrito.
José estaba al cuidado de su mamá y de una tía. No tenía padre, al menos presente.
 Tuve que comunicarles a las dos mujeres el diagnóstico, mostrándoles el informe y explicándoles las posibilidades de tratamiento.
En el mejor de los casos había probabilidades de curación, pero con tratamientos dolorosos y largos que incluían la cirugía. Fue un momento duro y triste, y reaccionaron con el dolor del caso y de la mejor manera posible. Tampoco fue fácil charlar y explicarle el tema a José.
Que se tenga preparación y  alguna experiencia en estas cosas no implica que no sea un esfuerzo muy grande, de los que te hacen replantear algunas  cuestiones vocacionales.
 Al día siguiente José fue trasladado y tanto él como su mamá estaban tristes pero dispuestos a bancarse lo que les vendría . Además parecían agradecidos.
Semanas más tarde, recibí una llamada en la clínica. Era la tía de José. Como lloraba, pensé que algo no andaba bien.
-Disculpe Dr. que lo llame así, pero como se que usted se había quedado tan preocupado por él, quise que sea de los primeros en enterarse, y nosotras habíamos rezado tanto…
Resumiendo,  José había recibido sin demasiadas complicaciones la primera sesión de quimioterapia. Luego se había planteado el tratamiento quirúrgico. La oncóloga que lo atendía, una de las de mejor reputación en el país, tuvo una duda con respecto al resultado de la biopsia porque el tipo de tumor que estaba informado no se correspondía exactamente con la imagen en los estudios radiológicos y además no había tenido la respuesta esperada con la quimioterapia. En fin, recuperó las muestras del hueso, hizo repetir la biopsia con un patólogo de su confianza  que informó que no se trataba de un tumor maligno sino de una forma rara de infección.
José nunca tuvo un cáncer de hueso. No  hizo falta hacerle una cirugía mutilante, ni se iba a morir de eso. La tía lloraba de alegría, yo lagrimeaba al teléfono ante la mirada incrédula de las enfermeras.
Cortamos la comunicación y yo no sabía si tenía más ganas de salir a abrazar y besar tías o de correr a matar un  anatomopatólogo.
Nada tapaba la alegría por José ni mi sentimiento de culpa por haberles leído una sentencia errónea. Más que un par de sensaciones contradictorias,  cuando  recuerdo ese momento  todavía  siento en el pecho  (literalmente)  una enorme “emoción paradójica” , con  dolor,  vergüenza  y euforia .

Troche

sábado, 2 de marzo de 2013

Parece que el diclofenac influye en la cantidad de niños almorzados por leopardos.




Cada tanto vuelvo a leer acerca de las medicaciones que suelo utilizar por si aparece en la bibliografía alguna novedad. Uno de los desinflamatorios de uso más común es el diclofenac.En uno de los artículos, luego de los efectos adversos hay un párrafo que me llamó la atención  acerca de los efectos ecológicos.

Me entero de que el diclofenac se usa ampliamente en veterinaria, inclusive para el ganado.
En India y Paquistán se suele dejar al ganado muerto tirado en el campo para que las aves, especialmente los buitres, se hagan cargo de la limpieza.Pasa lo mismo con la etnia parsi, en Paquistán, cuyo rito funerario incluye dejar los cadáveres al aire libre a merced de carroñeros.
El problema es que al menos tres especies de buitres son absolutamente intolerantes para el diclofenac.Si se alimentan con carne con el mínimo contenido de la droga, mueren de insuficiencia renal.
El uso veterinario  masivo de diclofenac está dejando al borde de la extinción a estas especies de buitres.
Además de enojar a los conservacionistas, esto trae otras consecuencias.


La muerte masiva de buitres deja mucho alimento a mano para los perros domésticos vagabundos, que aumentan su número .Aumenta entonces el riesgo de mordeduras en la población por parte de perros no vacunados contra la hidrofobia.
En esa zona también habita el leopardo.


El leopardo, actualmente se alimenta principalmente , sí, adivinaron, de perros vagabundos.Hay más perros, aumenta la comida del leopardo, aumenta no sólo el número de leopardos sino también la tendencia de estos bicho a aventurarse a zona donde hay humanos en busca de perros.
Según un programa de televisión del Reino Unido, viene aumentando el número de casos reportados de niños humanos atacados por leopardos.
En India fue prohibido hace poco tiempo el uso veterinario  de diclofenac .


No hay que consumir diclofenac. O si lo tomaste, no te mueras aún.



por que quiero a los buitres?video.
fuente 1
fuente 2
fuente 3

Nature Shock, Canal 5 de televisión del Reino Unido, Martes 7 de septiembre del 2010, 8 a 9 pm.