dr fabian

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lunes, 26 de diciembre de 2016

suplemento de la lista 2016, o breve lista de lecturas para vacaciones.

La ley del menor, Ian McEwan

  Gran novela. La razón. la fe, el derecho, las crisis vitales, la soledad. La muerte.





Fuera de lugar, Martín Kohan.

Novela incómoda, por el punto de vista neutro en que se cuentan cuestiones que interpelan la moral o la ética  del que lee. En tono de policial.


Los javaneses, Jean Malaquais

Novela escrita en 1939 por un polaco trotamundos que debió trabajar en las minas, en Francia, para poder sobrevivir. La Java en cuestión no es la isla paradisiaca sino que se llamaba así al barrio donde habitaban los obreros de una mina al norte de Francia, casi todos migrantes sin nociones de francés , que  en la práctica quedaban aislados del resto de la población cual isleños. De gran contenido social y muy interesante la descripción de la época, contada desde el escalón social más bajo. Montones de historias que se cruzan sin personajes protagónicos.


Hospital Posadas, Jorge Consiglio

El narrador se cruza un par de veces con Cardozo, ex "servicio torturador", y entre los cruces que tienen ambos personajes, se despliegan varias historias que incluyen al Hospital Posadas , cuyo "chalet"  fue un centro clandestino de detención y desaparición de personas.





Atlas de islas remotas, Judith Schalansky.

Es un Atlas de islas perdidas en el mar , a las que no visitó la autora ni visitaremos los lectores. Porque la cartografía también es subjetiva y porque las historias que se cuentan  definen a la tierra tanto como su dibujo satelital. La edición, una obra de arte.



Telegraph Avenue, Michael Chabon

Compleja y divertida novela del autor de El sindicato de poesía idish.




viernes, 9 de diciembre de 2016

Lista navideña 2016.

(como siempre, clickeando el título tenés una reseña)

                                                         

Pizzería Kamikaze y otros relatos, Etgar Keret

Cuatro relatos cortos y uno largo. Con tendencia al delirio divertido, todo un hallazgo.
Un mundo/purgatorio para suicidas, un hombre frente al útero de su madre exhibido en un museo, la locura rotativa entre un grupo de amigos, un colectivero que se cree Dios, un pueblo con entrada-y salida- al infierno.


La catedral de los negros, Marcial Gala

Novela coral, acerca de una familia que, en Cuba, construye una Catedral. Excelente, compleja, con humor.Se alternan los narradores, dando cada uno su punto de vista,  sus recuerdos, o sus chismes de barrio con los que se termina armando una historia que ya de inicio se anuncia trágica.



 El enredo de la bolsa y la vida  y  El secreto de la modelo extraviada, Eduardo Mendoza

Dos últimas novelas de la saga del detective innominado. Con Mendoza me pasa como con Vargas Llosa: mientras menos "seria" es su obra, más me gusta. Pueden entenderse sin problemas  aún sin haber leído las entregas anteriores : El misterio de la cripta embrujada, El laberinto de las aceitunas o La aventura del tocador de señoras.



Las constelaciones oscuras , Pola Oloixarac

Novela muy original tanto en su historia como en su lenguaje narrativo. Toda una experiencia.


Música acuática, T.C.Boyle

Narra las historias, en principio en paralelo, de un explorador del África y un vagabundo que estafa para sobrevivir en las calles de Londres, en el siglo XVIII. El primero un personaje real, el segundo fruto de la ficción.Las peripecias de ambos, hasta que convergen, en una novela  que atraviesa todos los estratos sociales y buena parte de las geografías de la época, con una mirada irónica, por momentos absurda. Con enorme imaginación y un tono que por momentos recuerda a Wilde, bajo los efectos de algún alucinógeno.




La amiga estupenda, Elena Ferrante.

Elena Ferrante es el seudónimo de una autora que decidió no dar a conocer su nombre verdadero. Lo que decido respetar, a pesar de que un medio parece haber publicado cuál es su identidad real. Ésta es la primera novela de la "tetralogía de las dos amigas". Cuenta la historia de la relación de  dos amigas desde la infancia hasta la adultez, comenzando en un barrio humilde del Sur de Italia. Buenísima la historia, los personajes y sobre todo la reconstrucción de la sociedad y la época. No leí las novelas siguientes, pero personas de mi máxima confianza dicen que causan adicción, que las leyeron las cuatro seguidas casi sin respiro, y que tuvieron síntomas de abstinencia luego de terminar la última.


                                 Sueños de trenes,  Denis Johnson

De este autor ya había recomendado Árbol de humo, impresionante novela sobre la guerra de Vietnam. Esta que recomiendo acá, tiene muy poco que ver con la anterior. Es una historia simple, cálida, de un hombre cuyo primer recuerdo es haber viajado solo de chico en un tren, con una nota prendida a su ropa en la que decía en cual estación debía bajarse.  Excelente.





















El crimen del soldado, Erri De Luca

El libro se divide en dos partes, con dos narradores diferentes. El primero, alter ego del autor, es un escritor y traductor de iddish que, en la mesa de un restaurant, observa y cruza miradas con una mujer mientras ésta come y conversa con su padre ex criminal de guerra nazi. Luego toma la narración la mujer y nos cuenta su relación con el padre y con el pasado de éste.
Interesante enfoque de la cuestión, muy pero muy bien escrito.






Stoner, John Williams

El libro es como su protagonista; sin ninguna estridencia, es un sujeto simple sin grandes aspiraciones aparentes. Al leerla dan ganas de sacudir al protagonista para que se haga cargo de generar algún cambio o de jugársela al momento de que las cosas se le tuercen, Y, creo yo, es la capacidad de crear esa tensión entre el personaje y las sensaciones del lector, lo que le da fuerza a la lectura y calidad a la novela.



El seminarista, Rubem Fonseca

Pequeña gran novela negra. Un asesino a sueldo con varias peculiaridades, se encuentra con que retirarse en su oficio no es tarea simple.




Hay que leer a Junot Diaz. Excelente autor dominicano, criado en los Estados Unidos, que cuenta historias de exilio. Mérito enorme del traductor, ya que el original es en inglés españolizado, una especie de slang que no parece perder nada de gracia en español.
Son relatos de amor independientes,pero que en algún punto se tocan. Hombres machistas y mujeres de armas tomar.  



La noche de los alfileres, Santiago Roncagliolo.

No es la novela más divertida de Roncagliolo, pero sí la que más conmueve. Cuenta la historia de una venganza que se les va de las manos a un cuarteto de adolescentes, los "raros" del colegio, para con una profesora de lo más cruel. Con algo de El señor de las moscas y de El jardín de cemento de Mc Ewan,pero en la Lima de Sendero Luminoso.




viernes, 8 de abril de 2016

Lizano, o la poesía de Tiriac.


POEMO



Me asomé a la balcona
y contemplé la ciela
poblada por los estrellos.
Sentí fría en mi caro,
me froté los monos
y me puse la abriga
y pensé: qué ideo,
qué ideo tan negro.
Diosa mía, exclamé:
qué oscuro es el nocho
y que sólo mi almo
y perdido entre las vientas
y entre las fuegas,
entre los rejos.
El vido nos traiciona,
mi cabezo se pierde,
qué triste el aventuro
de vivir. Y estuvo a punto
de tirarme a la vacía...
Qué poemo.
Y con lágrimas en las ojas
me metí en el camo.
A ver, pensé, si las sueñas
o los fantasmos
me centran la pensamienta
y olvido que la munda
no es como la vemos
y que todo es un farso
y que el vido es el muerto,
un tragedio.
Tras toda, nado.
Vivir. Morir:
qué mierdo.

                              Jesús Lizano  (Barcelona 1931-2015)







Va otro fragmento, de yapa.

 Y no me gustan las personas rectas, 
el mundo recto, 
las ideas rectas; 
a mí me gustan las manos curvas, 
los poemas curvos, 
las horas curvas: 
¡contemplar es curvo!; 
(en las que puedes contemplar las curvas 
y conocer la tierra); 
los instrumentos curvos, 
no los cuchillos, no las leyes: 
no me gustan las leyes porque son rectas, 
no me gustan las cosas rectas; 
los suspiros: curvos; 
los besos: curvos; 
las caricias: curvas. 

Y la paciencia es curva. 

El pan es curvo 
y la metralla recta.





 

A mi el poemo, me recuerda a Tiriac.

sábado, 19 de marzo de 2016

Voces



Escucho la radio mientras manejo. Como hay muchos kilómetros entre un laburo y otro, tengo un par de horas para eso casi todos los días. La radio crea un clima de intimidad dificil de explicar. De tarde y de noche escucho la Metro.

Volvía de Domínico a eso de las ocho, hará unos meses. 
Sebastián Wainraich  leyó en “Metro y medio” parte de un poema de Borges, supongo que en ocasión de alguna efemérides del escritor.
El  poema  que leía hablaba de la lluvia en el patio y la nostalgia que esta lluvia despierta. Terminaba con que “me trae la voz deseada. De mi padre, que vuelve y que no ha muerto.
Genial.
Hay resortes que uno tiene ahí, listos para saltar. Escuché el final del poema y apagué la radio. Me vino a la memoria, de repente y sin aviso,  la voz del viejo. Mi viejito, no solamente vivo, sino también sano.
Con  los ruidos de fondo del auto y la autopista, el viejo me acompañó, en modo audio, todo el viaje a casa.
Cuando éramos chicos,  en el auto, tarareaba o nos cantaba cuatro o cinco canciones, siempre las mismas: “en el bosque de la China”, “tengo mil novias”,“ el que tenga un amor, que lo cuide”, “hay madres que abandonan”. O recitaba unos versos del Martín Fierro acerca de una “punta de yeguas”. Canté también un ratito.
Me acuerdo del viejo bastante seguido, pero casi siempre se cuela la sensación angustiosa que dejó la enfermedad. No esta vez.

Fueron Borges,  la radio, la noche. Las ganas.



La lluvia
Bruscamente la tarde se ha aclarado 
Porque ya cae la lluvia minuciosa. 
Cae o cayó. La lluvia es una cosa 
Que sin duda sucede en el pasado. 

Quien la oye caer ha recobrado 
El tiempo en que la suerte venturosa 
Le reveló una flor llamada rosa 
Y el curioso color del colorado. 

Esta lluvia que ciega los cristales 
Alegrará en perdidos arrabales 
Las negras uvas de una parra en cierto 

Patio que ya no existe. La mojada 
Tarde me trae la voz, la voz deseada, 
De mi padre que vuelve y que no ha muerto.


Acá, leído por Borges